Una visita frustrada

15.04.2015 06:58

Hoy traemos aquí un hecho curioso. La visita obispal prevista, a la ermita de San Úrbez de Añisclo, la cueva de Sastral, del mitrado de Barbastro Jaime Flores Martín, en 1961. Este Obispo demostró su fe urbeciana ya que visitó no solamente la cueva de San Úrbez de Añisclo o los llanos de Tripals donde se proyectó incluso levantar una capilla bajo la protección entre otros de San Úrbez, sino que giró visita a San Úrbez de Cerésola y de Nocito, el primero con permiso del mitrado de Jaca y el segundo por indicación y solicitud del obispo de Huesca Lino Rodrigo Ruesca, que por enfermedad no pudo girar la visita (recordamos que en ese momento, y ahora, Jaca y Huesca, dos obispados distintos, tenían un único mitrado).

Visita obispal que... no se llegó a celebrar, según la tradición popular debido a que por temas de agenda el obispado cambió el día de la romería que los pueblos comarcanos celebran en mayo, para hacerla coincidir con la visita obispal. Esto "no gustó" según la tradición oral al Santo Pastor, que hizo caer tal diluvio que el Obispo no pudo acudir, y al día siguiente, que era el de la romería, hizo un sol tan espléndido que éste se celebró sin problemas... Todo ello unido también a que se iba a bendecir la talla de la virgen de Lourdes que se instaló al lado de la ermita, algo que tampoco gustó a todos...

Abajo, cartel anunciador, cortesía de Manolo Latre de casa Chuan de Nerín:

Así lo explicamos en "...a pies descalzos. Los romeros de Albella y su camino en honor a San Úrbez".

"Como pudimos ver en la narración de los hechos de la vida de San Úrbez, la devoción mariana del hijo de Asteria, además de la que dedicaba a los santos niños Justo y Pastor, estuvo siempre muy presente. De hecho eligió para reposar definitivamente la ermita de la Virgen bajo el monte Ayral. La religión oficial siempre intentó remarcar este hecho, para intentar matizar la religiosidad popular de los devotos, excesivamente orientada hacia el santo y los hechos milagrosos del mismo como destinatario directo de las peticiones (y no como mero intercesor ante Dios o la Virgen); la iglesia (a través de sus ministros) no dudó en calificar muchos de esos hechos milagrosos a lo largo de los siglos como “imposibles”, “para crédulos”... 

Abajo, magnífico entorno del Bellós en el entorno de San Úrbez.

Este reforzamiento oficial del culto a la Virgen, incrementado desde la Contrarreforma, perseguía, además, intentar potenciar la visión absolutamente cristiana de San Úrbez y a su vez contribuir a eliminar el indudable sustrato pagano del culto, presente en general en la devoción a los santos pero especialmente intenso en el caso del santo de las aguas. Esta dicotomía la volvemos a encontrar en 1960 en la ermita de Sastral, donde se erige un altar a la Virgen de Lourdes, auspiciado por el Vicario General de la diócesis de Barbastro, Santos Lalueza Gil, estando la sede episcopal vacante, siendo bendecido por el ya obispo Jaime Flores Martín al año siguiente, con celebración en la ermita; de nuevo se exacerba la diferenciación entre religiosidad popular y oficial, ya que la gente de valle de Vió cuenta como el obispo iba a subir para la inauguración y bendición haciéndola coincidir, como es lógico, con la siguiente romería, pero muy pocos días antes avisó de que no podía ese día, y subiría el anterior, obligando a adelantar un día la romería. Esto no gustó a las gentes del valle, obviamente, y se cree que “...a San Úrbez tampoco”143. 

Abajo, pretil del puente de San Úrbez, que además era vía de comunicación de orilla a orilla; por aquí discurría y discurre el camino viejo de Bestué a Bió.

De ahí que el día señalado para la visita obispal (el anterior al tradicional de la romería) cayera tal cantidad de lluvia todo el día que no se podía pasar ningún barranco, por lo que la visita fue imposible. Sin embargo, al día siguiente, día señalado para la romería, lució un sol esplendoroso, por lo que se pudo celebrar la romería. Además, hay otra creencia de bastante gente del valle: antes de la puesta de la talla de la Virgen de Lourdes, de muy cerca de ella manaba siempre, sin nunca faltar, un bonito reguero de agua, secándose éste desde que se impuso la talla. Y no es que los devotos cristianos de la zona no aprecien a la Virgen, sino que el culto a San Úrbez tiene esa peculiaridad, nacida del modo que San Úrbez tenía de vivir la fe, con humildad, en pobres ropas de pastor, sin alharacas, interiormente, en soledad, y gusta de ser adorado y respetado por sus devotos serranos en el modo en el que durante siglos se ha hecho, sin novedades."

Hasta otra.