Tierras de San Úrbez, por la Honor de Matidero (II): Binueste

10.04.2016 14:50

Continuamos nuestro periplo por las tierras urbecianas de la Honor de Matidero, esta vez visitando el pueblo (en algunos sitios conocido como Pardina, ya que eran solamente dos casas) de Binueste, hoy ayuntamiento de Sabiñánigo.

Como ya dijimos en la primera entrega, dejaremos hablar a las imágenes, restringiendo al máximo los comentarios. Si bien por desgracia no es necesario, las imágenes en blanco y negro contribuyen a transmitirnos tristeza. No es esa nuestra idea, sino que se conozcan todos los rincones de nuestro querido Altoaragón, ya que lo que no se conoce no se ama. 

Dejamos atrás la Pardineta de Bibán, superamos un collado muy evidente, bajo la gran mole de los tozales contiguos de Bobalar y Santa Cruz, que dominan toda esta zona y que son gemelos de los situados más al oeste, Ereta de Viaña y Sarrato.

Al poco de empezar a descender hacia el oeste, abajo, cerca del curso del gran barranco que lleva el mismo nombre que el pueblo, está Binueste, respetado por muy poco por el gran incendio que en los noventa arrasó gran parte de su monte. 

Abajo, laderas de la sierra de Aineto peladas por el incendio, faldas del Sarrato y del Ereta de Viaña (Viaña es un viejo despoblado situado en el muy perdido camino viejo de Binueste a Azpe).

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Abajo, piedra y cielo.

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Abajo, restos de la casa baja. Ambas ofrecen su carasol al vivificador sol del mediodía.

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Abajo, clave de la portalada de la casa baja. Claramente la puerta es muy anterior al la fecha de la clave, que se grabaría con motivo de alguna obra importante, ya que el siglo XIX fue el siglo constructor por excelencia en la zona prepirenaica y de las sierras interiores. 

Abajo, Binueste, pajar.

Abajo, herrería, con el arquitrabe partido, fechado en 1848.

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Abajo, espadaña semiderruída del pobre templo en honor a San Martín. Ni siquiera tenía una exigua torre, aunque estuviera integrada en los paramentos de la nave y levantara poco como ésta, al tipo de Bibán. Una pequeña espadaña, de gran belleza.

Abajo, sin duda una estampa de belleza, muro sur del pequeño templo, con el vano de la sacristía y la puerta de acceso principal.

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Abajo, continuando el camino, dejamos la nave, que navega entre gabarderas, salceras, buxos, betiqueras...

Seguiremos.

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